El famoso crítico de cine de YouTube Alejandro G. Calvo publica Una película para cada año de tu vida, su primer libro, con un recorrido fílmico de cien años

Ángel González Jiménez
Alejandro G. Calvo es un rostro conocido para cualquier aficionado al cine que haya buscado críticas en YouTube. Director editorial de Sensacine y creador de contenido con más de 400.000 suscriptores en su canal, es una de las voces cinematográficas más influyentes del panorama digital español. Si bien Calvo es ingeniero químico titulado, su pasión por el séptimo arte lo llevó a convertirse en crítico incluso antes de finalizar sus estudios. Actualmente, confiesa que, como crítico, consume entre 350 y 400 películas al año, sin contar las innumerables series que también analiza.
Una película para cada año de tu vida es su primer libro, publicado por la editorial del grupo Planeta Temas de Hoy, y propone un viaje cinematográfico a lo largo de una hipotética vida de 100 años, seleccionando una película para cada edad. Sin embargo, el criterio de selección no sigue una lógica estricta, sino que responde a una sensibilidad personal del autor. Como él mismo explica en entrevistas, muchas elecciones se deben a “intuiciones o conexiones emocionales, mientras que otras son fruto del azar”.
Aunque hay que decir que el número 100 es solo simbólico, ya que, como acostumbra a hacer en sus vídeos, con cada mención que hace aprovecha para incluir 20 metrajes más, ya sea para hablar de toda la filmografía de David Lynch, recientemente fallecido, o para hablar de un subsubgénero como es el de los atracos perfectos en su ejecución, pero un desastre en su desenlace, como en el caso de La jungla de asfalto, Círculo Rojo o Rififí.
Con esta selección de películas no quiero hacer ver que este libro sea para un determinado público cultureta o gafapasta que solo consume clásicos en Filmin. De alguna forma, no pretende establecer una división entre distintos tipos de espectadores puritanos, sino que busca tender puentes con los espectadores amateurs, por así decirlo. También hay una intención para empezar a tener una buena base cinematográfica y no morir en el intento. Y lo transmite con la misma naturalidad con la que habla en sus vídeos, lo que hace que la lectura sea amena y cercana. Eso sí, a mí sigue sin convencerme para que me meta en el mundo de la Nouvelle Vague, cosa que sí que ha conseguido desde hace un par de meses con el western.
El criterio de selección no sigue una lógica estricta, sino que responde a una sensibilidad personal del autor.
No haré espóiler de qué películas recomienda en algún año determinado, pero sí diré que me parece interesante cómo, antes de los 20, el primer western que recomienda es el de La diligencia, de John Ford, como sorprendente también ha sido saber que la primera película que produjo Pixar fue Toy Story: a veces hay comienzos de éxitos y luego están los de Pixar.
No es un libro en el que vayas a encontrar alguna película de Marvel, pero sí varias de Scorsese, Wilder o Agnés Varda (mi último descubrimiento). Además, hay ciertas curiosidades, que no detallaré, pero que son singulares, sobre los hechos reales de la película Antes del amanecer (Richard Linklater, 1995), película protagonizada por unos jóvenes Ethan Hawke y Julie Delpy. O cuando Jane Campion fue la primera mujer en ganar la Palma de Oro en Cannes, después sería la segunda en los Oscar, pero eso ya es otra historia.
De todo eso se nutre el libro y de alguna forma te hace partícipe de ello como lector. Creo que, en algunos casos, incluso te llega impregnar de cierta melancolía por un tiempo que no llegaste a vivir. En mi caso, me ha hecho recordar las primeras veces en el cine y mi inocencia al creerme todo lo que salía en la gran pantalla, desde el Hombre Araña hasta Hogwarts; luego uno crece y tiene sus primeros besos rodeados de palomitas y películas de miedo. Y después entiende las películas Annie Hall, Deseando amar o Retrato de una mujer en llamas, también mencionadas en el libro.
Por eso, no todo se va a centrar en el celuloide, hay miles de momentos de reflexión. Un ejemplo destacado es el análisis de La red social (David Fincher, 2010), donde Calvo, más que hablar de la propia película, nos hace ver que, con el inicio de las redes sociales, pasamos de tener “un puñado de amigos en el barrio a poder tener millones por todo el mundo y, por supuesto, nunca habíamos estado tan solos”.
Sin embargo, a diferencia de las lágrimas en la lluvia, el cine no se desvanece. Permanece como un refugio constante, capaz de transportarnos a mundos infinitos y, aunque sea por un instante, hacernos sentir menos solos.