Valeria Aguilar
Sofía Pérez es una joven artista de 23 años cuya pasión por la pintura comenzó desde muy pequeña. Siempre interesada por el arte y las manualidades, fue a través de vídeos en internet como empezó a aprender por su cuenta las bases del dibujo y la pintura. Más adelante, en bachillerato, se apuntó a una academia, donde tuvo su primer contacto con la pintura al óleo, técnica que la atrapó desde el primer momento. Su amor por el arte la llevó a estudiar Bellas Artes, carrera que le permitió explorar múltiples disciplinas, aunque la pintura sigue siendo, a día de hoy, su medio favorito.
P. ¿Qué tipos de pintura en cuadros conoces o trabajas?
R. He trabajado con muchísimos materiales y en muchas ocasiones incluso he mezclado técnicas para lograr resultados más personales o experimentales. Sin embargo, mi favorita, sin duda, es la pintura al óleo. Me encanta la versatilidad que tiene, la intensidad de los colores y, sobre todo, el tiempo de secado lento que te permite seguir trabajando y corrigiendo detalles durante varios días. Es un medio que me da tranquilidad porque sé que tengo margen para desarrollar la obra con calma, sin la presión de que se seque en segundos, como pasa con otras técnicas. También me gusta cómo se funden los colores entre sí, permitiéndote lograr degradados suaves, atmósferas profundas y un acabado muy profesional. Siento que, con el óleo puedo, expresar mejor lo que tengo en mente.
P. ¿Cuál de estas técnicas consideras que es la más difícil de dominar? ¿Por qué?
R. En mi opinión, la más difícil es la acuarela. Aunque visualmente puede parecer sencilla y delicada, técnicamente es todo lo contrario. Con la acuarela, cualquier error puede ser muy difícil o incluso imposible de corregir. Tienes que tener un control total sobre la cantidad de agua, la presión del pincel y cómo aplicas las capas. Si te pasas, puedes arruinar zonas enteras de la obra. Además, como se trabaja con zonas muy claras, cada trazo tiene que estar bien pensado. Es una técnica que exige una planificación muy precisa desde el principio. Personalmente, me parece una técnica bellísima pero que requiere años de práctica y paciencia.
P. ¿Y cuál te parece la más fácil o accesible para principiantes?
R. Aunque pueda parecer contradictorio para algunas personas, considero que el óleo, dentro de lo que cabe, es una de las técnicas más accesibles si estás empezando. Es cierto que los materiales pueden ser más caros, pero el margen que tienes para corregir, rehacer y trabajar en capas lo hace ideal para aprender. En la universidad comenzamos con acrílico porque es más económico y seca rápido, pero eso mismo puede jugar en tu contra si cometes un error o si necesitas más tiempo para desarrollar una idea. Con el óleo puedes trabajar en la misma pieza durante días y hacer que los colores se integren de forma muy natural. Por eso, aunque no sea “fácil” como tal, para mí es más permisivo y da resultados muy satisfactorios.
P. En tu experiencia, ¿crees que ser pintor está bien pagado actualmente?
R. Depende muchísimo. Es como ser empresario: tu éxito va a depender de muchos factores, como tu nivel de experiencia, tu estilo, el mercado al que apuntas y, por supuesto, la manera en que te promocionas. Hay artistas que viven muy bien de su arte, incluso ganan millones o tienen clientes fijos, exposiciones internacionales, etc. Pero también hay muchos artistas muy buenos que necesitan tener un segundo trabajo para poder vivir con estabilidad. Creo que el arte es una carrera muy vocacional y, aunque puede llegar a ser rentable, hay que estar dispuesto a trabajar mucho, tener paciencia y aprender a vender tu obra, algo que no siempre se nos enseña. Hacer un cuadro requiere demasiado tiempo y esfuerzo, eso conlleva un precio, un precio que no todo el mundo está dispuesto a pagar.
P. ¿Consideras que el arte pictórico se valora igual que en el pasado o ha perdido importancia?
R. No lo creo del todo, aunque depende del entorno. A todos les interesa el arte en mayor o menor medida, pero siento que hoy en día se consume de una forma diferente. Con las redes sociales, la inmediatez y los filtros, a veces se pierde la profundidad con la que antes se contemplaba una obra. Dicho esto, también hay una parte del público que sigue valorando muchísimo una pintura bien hecha, que entiende el esfuerzo detrás de una técnica o la historia que hay en cada trazo. En mi experiencia, aunque quizás no se valore igual que hace siglos, sí hay un interés genuino por parte de muchos, lo cual me da esperanza.
P. ¿Ves un futuro viable en este trabajo como pintor o artista visual?
R: Sí, pero no es un camino fácil. Depende mucho de la calidad de tus obras, pero también —y esto es importante— de lo bien que sepas venderte. Puedes ser un artista increíble y pasar desapercibido si no haces los contactos adecuados, si no te das visibilidad, o si no estás dispuesto a moverte en el entorno adecuado. A veces, tener talento no es suficiente. Por desgracia, eso significa que muchas oportunidades llegan más por relaciones o visibilidad que por mérito puro. Por eso creo que es clave saber aprovechar cada oportunidad que se presenta, estar preparado y también tener un poco de suerte.
P. ¿Qué tan costosos son los materiales que utilizas? ¿Cuáles son los más esenciales para ti?
R. Pintar al óleo es, sin duda, más caro que hacerlo con acrílico. El acrílico se puede conseguir en versiones más económicas y no necesita tantos materiales adicionales. En cambio, con el óleo necesitas desde lo más básico —como pinceles, lienzos, espátulas o paletas— hasta productos específicos como disolventes, barnices y aceites. Además, si quieres resultados duraderos y profesionales, hay que invertir en materiales de calidad, y eso eleva el coste. Al final, entre todos los elementos, un solo cuadro puede implicar una inversión considerable. Yo siempre recomiendo buscar alternativas cuando el presupuesto es bajo, como trabajar en formatos pequeños o aprovechar materiales reciclados.
P. ¿Cuál es tu tipo de pintura favorita y por qué te gusta más que las demás?
R. Siempre me ha encantado el Impresionismo y el Romanticismo. Me parecen movimientos que transmiten mucha emoción, y el uso del color y la luz en esas obras es algo que me inspira muchísimo. Me gusta cómo los impresionistas captaban un momento fugaz, casi como una fotografía emocional. También el Romanticismo, por la intensidad de los temas y la expresión personal. Sin embargo, también tengo mucho interés por el arte contemporáneo, especialmente por las obras que abordan temas sociales actuales. Me parece que son una herramienta muy poderosa para hacer reflexionar y generar conciencia en el espectador.
P. ¿Qué pintores conocidos admiras o te han influenciado en tu estilo?
R. Goya siempre ha sido uno de mis grandes referentes, aunque su estilo no se asemeje al mío. Me impacta su forma de mostrar la realidad, incluso cuando es dura o incómoda. Es un pintor que nunca tuvo miedo de expresar lo que pensaba y eso lo admiro profundamente. También Sorolla ha sido una gran inspiración, sobre todo por su manejo de la luz y los colores. Siento que mi estilo se ha visto más influenciado por él que por Goya, pero ambos han marcado mi manera de ver la pintura. Me gustan mucho los cuadros femeninos también, los retratos.
P. ¿Qué consejo le darías a alguien que quiere comenzar en el mundo de la pintura?
R. Que practique, practique y practique. No hay otra forma. Y, sobre todo, que entienda que el proceso es lento, que lleva tiempo y que nunca se termina de aprender. Siempre habrá algo que mejorar, una nueva técnica por dominar o una nueva perspectiva que explorar. Al principio puede ser frustrante porque muchas cosas no salen como esperas, pero es parte del aprendizaje. Lo más importante es disfrutar del camino, dejar de lado la presión por ser perfecto y valorar cada avance por pequeño que sea.
P. ¿Cuánto tiempo sueles dedicarle a terminar un cuadro, en promedio?
R. Depende mucho del tipo de obra y del estilo que esté usando. Si es un cuadro muy realista, puedo llegar a necesitar 20 horas o incluso más. Pero hay otras obras más sueltas o expresivas que me toman entre 7 y 8 horas. También depende de si lo hago todo en una sentada o si trabajo por sesiones. A veces pinto por bloques de tiempo pequeños durante días, y eso también influye. Cada obra tiene su propio ritmo, y creo que eso es algo bonito: dejar que te lo marque la propia creación.
P. ¿Has tenido la oportunidad de exponer tu trabajo en galerías o ferias? ¿Cómo fue esa experiencia?
R. No, la verdad es que nunca me he informado a fondo sobre ese proceso. Siento que todavía estoy en una etapa de exploración, experimentando con técnicas y estilos. Me gustaría definir algo más claro antes de dar ese paso. Además, pienso que para exponer necesitas una cierta calidad constante en tus obras y una narrativa propia. Me encantaría hacerlo en el futuro, pero por ahora prefiero seguir creciendo y aprendiendo.
P. ¿Te gustaría enseñar a otros a pintar en algún momento? ¿Por qué sí o por qué no?
R. ¡Claro! De hecho, actualmente doy clases de pintura a niños en un colegio y es una experiencia muy enriquecedora. Pero me encantaría también enseñar a personas adultas, sobre todo a aquellas que creen que “ya es tarde” para empezar. Hay muchos trucos y claves que a mí me ayudaron a avanzar más rápido y me gustaría compartirlos. Enseñar no solo te permite ayudar a otros, también te ayuda a ti misma a consolidar conocimientos y a ver el arte desde nuevas perspectivas.
P. ¿Cómo influye tu estado de ánimo o emociones en tu forma de pintar?
R. Antes solo pintaba en mis momentos de calma o inspiración, cuando sentía que todo estaba bien. Pero ahora intento también crear en mis momentos bajos. He aprendido que pintar puede ser una forma de canalizar emociones difíciles, de transformarlas en algo visual y tangible. No todo arte tiene que ser “bonito” en el sentido tradicional. A veces, una obra puede ser caótica o dolorosa y, aun así, tener un gran valor emocional. Me gusta explorar esa parte también, porque siento que el arte tiene que ser honesto.
P. ¿Qué opinas del arte digital en comparación con la pintura tradicional?
R. ¡Me encanta el arte digital! Intento aprender de vez en cuando. Aunque mucha gente piensa que es más fácil, no lo es. Tiene su propio conjunto de herramientas, técnicas y desafíos. No es mejor ni peor que el arte tradicional, simplemente es diferente. También tiene muchas ventajas, como la posibilidad de corregir errores sin dañar la obra, o de trabajar en capas. Pero también exige mucha práctica, creatividad y dominio del medio. Para mí, es una forma más de expresión que convive perfectamente con la pintura tradicional. Creo que la clave de ese futuro está en el diálogo entre técnicas, pero jamás se debería abandonar el arte tradicional. Aquello hecho por digital nunca transmitirá tanto como lo que se hace a mano.